Se ve que este tema de los bonos lo armaron a las apuradas, porque para explicarlo el Gobierno tuvo que poner a cinco tipos juntos en una mesa y aún así todavía cuesta entenderlo. Y eso que entre los cinco estaba Moreno, el príncipe de la democracia, que cuando te explica algo no deja dudas: “Es así o te bajo los dientes a trompadas”.
En principio, digamos que el nombre elegido para los bonos no fue el más feliz: BAADE suena más a una comida sefaradí que a un bono para el desarrollo energético ( “mozo, me trae una porción de kipes, jala, banglada, sheesh kebab y un poco de BAADE” ).
El otro bono, el que se va a usar para comprar departamentos, se llama CEDIN, que es el anagrama de INDEC (las mismas 5 letras). Parece mentira, si lo que querían era generar credibilidad y confianza, lamento decirles que arrancaron como el orto. Imagino los gritos de la Compañera Jefa en Olivos delante de los cinco genios: “!! A quién carajo se le ocurrió ponerle CEDIN!!!!!” “A mí –pudo haber dicho Lorenzino entre sollozos– … snif… me quiero ir… ” Debieron ponerle un nombre más clarito. De hecho, como son bonos para que blanqueen guita los que la tienen encanutada vaya uno a saber dónde (aunque cada vez estamos más cerquita de saberlo), inmediatamente la picardía popular los bautizó Bo no Láz aro y yo lo sintetizaría como BOLAZ.
Más precisamente BOLAZ 2016. Hay dos posibilidades por las cuales lo patearon para el 2016. O es para dejarte tranquilo de que van a incendiar la Constitución y garantizarte que en 2016 estarán ellos mismos para devolverte la mosca. O es para cazar la guita ellos y dejarle el muerto a Scioli, o a Macri, o a De la Sota, o a Lavagna, o a Binner, o a Sanz, o a Moyano, o a Lilita, o a Alfonsín… (completar a gusto).
En cualquiera de los casos, para comprar BAADE 2016 (el bono para financiar el desarrollo energético) el mecanismo es simple: sacás la mosca de la bóveda de casa, la llevás en lo que tengas más a mano, vas al banco (si te queda lejos le mangueás el Lear Jet a Lázaro), y cuando llegás te la pesan y te dan el bono. Según ya aprendimos, por un kilo de verdes te dan un bono por ochenta mil dólares que no pesa nada. Una plumita. Te vas livianito. Llegás a tu casa, le das un besito a los chicos, le contás todo a tu jermu que te va a mirar fijo y te va a decir:“¿¿Qué hiciste, idiota??!!” .
En realidad, lo de los bolsos y los aviones demuestra que en el fondo estos tipos son unos burros. Hubieran choreado en francos suizos que está casi 1 a 1 con el dólar (0,96) y hay billetes de 1.000 francos. O sea, un palo verde en dólares pesa 12 kilos, pero en francos suizos pesa 1 kilito nomás, ideal para el bolsillo del caballero y la cartera de la dama (lo de la dama lo pongo por el dicho popular, no malinterpreten manga de gorilas).
Para evitar abusos hicieron una lista de “impedidos”. Por ejemplo, no puede blanquear guita Lázaro Báez. Pero nada impide que se aparezca, con 500 palos verdes, la tía de Lázaro Báez.
Tampoco hay que ser injustos. Hoy Lázaro Báez tiene mala prensa y lo acusan de cualquier cosa. Por ejemplo, Lanata mostró por televisión que construyó una ruta que no llega a ningún lugar. Kilómetros de asfalto que, de repente, se cortan en el medio del desierto patagónico. Le echan la culpa al pobre Lázaro cuando, en realidad, el hombre es un visionario. Hay que entender que el tipo hizo la ruta.
Si después la provincia no construyó la ciudad al final del camino, no es problema de él. La ruta está. El día que quieran hacer el pueblo, ya tienen cómo llegar. Está hecha. Preciosa. Y flamante porque todavía no la usó nadie.
De todos modos, con o sin impedidos, el Gobierno espera conseguir 3 o 4 mil palos verdes. Sin embargo, yo me voy a permitir presentar dos escenarios posibles.
ESCENARIO 1: durante 3 meses la Argentina va a ser un paraíso fiscal perfecto. Cualquiera podrá traer y blanquear toda la guita que se le dé la gana, y es imposible comprobar si la mosca pertenece a un busca que vende camisetas en negro en la Paternal, o a un miembro del Cartel de Medellín. Es un blanqueo gratis para todos los hombres de buena voluntad que quieran blanquear en suelo argentino. Por ejemplo, vienen dos mafiosos rusos, Igor Proxenetov y Vladimir Drogoff, y le ofrecen a usted un palo verde para que abra una cuenta a nombre de usted mismo en el banco de la esquina con 500 palos verdes de ellos. ¿Sería usted tan idiota de negarse? ¡¡Obvio que no!! Después usted, ya recibido de testa, sale con los CEDIN recién blanqueados, compra departamentos por todos lados e inunda la plaza de dólares. Si esto lo hacen 100 tipos más, entrarán a la Argentina ya no los 3 o 4 mil palos que dice el gobierno sino… 50.000 palos!!! Las propiedades van a subir por las nubes, el dólar se va a desmoronar a menos de 3 pesos, la guita nos va a sobrar, la Presidenta va a sacar el 60% de los votos, se va a quedar en la Rosada para siempre y todos pasaremos el resto de nuestras vidas felices bajo el dulce régimen nacional, popular y progresista. Codo a codo con cuanto mafioso de este mundo quiera hacer guita en la Argentina. Si querés algo más menemista, pedí pizza con champagne.
ESCENARIO 2: nadie va a traer un sope. Salvo Vitette, el que robó las cajas de seguridad del Banco Río en Martínez, que ya avisó que le encantó la medida y que va a blanquear e invertir la guita de los damnificados (que ahora ya es toda de él) en BAADE y CEDIN. Pero fuera de este tipo y algún que otro muchacho más, no va a aparecer un solo mango por una simple razón: nadie le cree un carajo a los 5 grandes del buen humor.
Y aquí llegamos al fondo del problema. No pretendamos que Marcó del Pont, Moreno, Kicilloff, Lorenzino y Echegaray sean Muñoz, Moreno, Pedernera, Labruna y Lousteau. Ni cerca. Pero por lo menos deberían sonar creíbles, confiables, coherentes y modernos.
Sin embargo, todo este episodio vuelve a confirmar, una vez más, el dato clave del kirchnerismo y en el que todos estamos de acuerdo: para bien o para mal esta gente no es normal.
A estos cinco podés llamarlos “Los cinco latinos”, “Los Plateros”, “los Jackson Five”, “el quinteto de la muerte”, “los cinco grandes del buen humor”, “cinco por uno no va a quedar ninguno”. Llamalos como quieras. Son simpáticos, divertidos, originales, estrambóticos. Ok. Fenómeno. Bravo. Very Good. Gracias por todo. Good luck.
Ahora esperemos que la Jefa ponga un ministro en serio y después hablamos de guita.
FUENTE: CLARIN
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