sábado, 18 de mayo de 2013

España sufre y cada día nos envidia más. Por Carlos M. Reymundo Roberts


En la Argentina, toda la corporación opositora habla de crisis. Yo -sin negar que algunos problemitas tenemos- les recomiendo que se vayan a España, de donde acabo de llegar. Eso sí que es una crisis. Machaza crisis. Feroz desempleo, recesión y tristeza, mucha tristeza. En 10 días, la única buena noticia que tuvieron no fue de ellos, sino que provino precisamente de Buenos Aires. Desde que se enteraron por el Indec de que acá se puede comer por seis pesos al día, están pensando en mandar aviones llenos de desocupados. Vienen, se alimentan bien unos días y vuelven con la pancita llena.
En pocas palabras, en España nos envidian. Están al tanto de esos problemitas (inflación, caída de la actividad económica, déficit energético, crisis del sector inmobiliario y del transporte público, estampida del blue, fuga de divisas, paros docentes, inseguridad y algunas sospechas de corrupción, es decir, nada que no pueda solucionarse con una profundización del modelo), pero, comparado con los de ellos, esto les parece un paraíso.
Ojo: les llegan las noticias que acá ocupan las tapas de los diarios, pero saben tamizarlas. Por ejemplo, cuando se enteraron de la bóveda que tienen los Kirchner en su casa de El Calafate, la conclusión fue que es parte de la campaña difamatoria del periodismo canalla: todo el mundo sabe que es imposible meter la fortuna de la familia en un cuartucho de dos por dos. ¿Quién puede imaginarse a Máximo, adiposo como está (típico mal de los intelectuales sedentarios), metiéndose en esas estrecheces para guardar dólares o euros ahorrados por Lázaro Báez?
En Madrid me preguntaban todo el tiempo por qué la Presidenta no contesta ninguna de las terribles acusaciones que la involucran a ella, a Néstor, a su gobierno, y que no sólo se ventilan a través de los medios, sino que han dado lugar a causas judiciales. Les expliqué varias cosas. Primero, que ella está ocupadísima gobernando, y que si bien no le escapa al micrófono, prefiere usarlo para cosas positivas que el país espera y disfruta, como la inauguración de un dispensario en Tartagal o la provisión de hilo para máquinas de coser en un taller textil de La Matanza. (Un colega quiso meterme en apuros y preguntó por qué el programa de Lanata llegaba a 27 puntos de rating, mientras que las teleconferencias de la señora con intendentes de todo el país apenas si tenían 1 o 2 puntos. Le respondí que ya nos íbamos a ocupar de las mediciones truchas; la idea es democratizar ese índice: ponerlo en manos del Indec.)
Después les expliqué que, como en el caso de la bóveda, algunas acusaciones son tan inverosímiles que no vale la pena contestarlas. Por ejemplo, eso de que los Kirchner pesan la plata en vez de contarla. Definitivamente, no es así. Néstor, zorro como era, no confiaba en las cifras de una balanza y nos enseñó otro método. Hacía poner los fajos de billetes en el piso, alineados, y los medía con pasos: 10, 20, 50, 300. Dicen que una vez empezó a contar y su figura se perdió en el horizonte. Pero no es verdad: me lo desmintió Cristina.
Finalmente, les dije que tampoco era cierto que no había habido ninguna respuesta a las denuncias. Fueron pocas, pero muy contundentes. Esta semana, sin ir más lejos, Báez se presentó ante la Justicia y dijo que era "una persona de bien". Hacía años que un juez no recibía una prueba tan rotunda de honorabilidad y decencia.
Por supuesto, todo lo que tiene que ver con el lavado del dinero es algo que allá llama mucho la atención. Les hice ver que cuando manda una mujer, es decir, un ama de casa, la limpieza pasa a ser una cuestión de Estado.
¿Y el avance sobre la Justicia?, me preguntaron. Los corregí: la Justicia estaba muy retrasada y ahora estamos haciendo que avance.
¿Van a intervenir Clarín? Por ahora, no. No queremos que Magnetto nos dicte los tiempos y, lo más importante, tenemos miedo de que Lanata, sin micrófono ni aire, termine convirtiéndose en candidato, el gran candidato que aglutine todo el voto opositor. Lo hicimos medir y el guacho da muy bien.
¿La Presidenta va por un nuevo mandato? De ninguna manera. En todo caso, será una continuación del actual.
¿Por qué pusieron el cepo publicitario a los diarios? Lo hicimos por ellos: los diarios estaban preocupados porque la gente leía más las ofertas que las noticias.
¿Por qué tienen que pedirle un avión Hércules a Uruguay para reabastecer las bases antárticas? ¿Será porque los aviones militares ya casi no vuelan y los barcos se hunden en los puertos? Aunque la pregunta me ofendió, la respondí. Pedimos un avión prestado porque los nuestros están destinados a la flota presidencial. Es mucho más importante llevarle a la señora a Santa Cruz los diarios recién salidos que andar repartiendo viandas en la Antártida.
Mis argumentos convencieron a los españoles. Están todos queriendo venirse. Con el odio que le tomaron al euro, sueñan con ir a un cajero y que les dé pesos y no euros. Pesos limpios, lavados por la espectacular maquinaria estatal.
Los esperamos. El Nuevo Mundo convertido otra vez en lugar de salvación. Dejan una monarquía cuestionada para vivir en el reino de una señora que, como el tiempo, es incorruptible y eterna.
FUENTE: LA NACIÓN

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