¿Qué pasaría con los inversores argentinos en este escenario?
Federico Tessore |
Mientras el Gobierno extrema sus políticas restrictivas, el escenario de un país convertido en una nueva Venezuela es cada vez más probable. ¿Qué pasaría con los inversores argentinos si este escenario finalmente llega?
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Los precios de los activos locales bajan semana tras semana y razones que justifican esta baja no faltan: desde los embargos internacionales hasta la pesificación de las deudas provinciales o la intervención del Gobierno en la deprimida Bolsa. En este escenario, Argentina es el segundo país más riesgoso del mundo para invertir, seguido por Grecia, que acaba de incumplir el pago de su deuda.
Ante esta realidad, el gobierno de Cristina Fernández no da señales de cambiar la estrategia para gobernar al país, sino todo lo contrario: la actual administración redobla la apuesta semana tras semana. ¿Qué busca el Gobierno con esto?
Bueno, es difícil saberlo, pero a priori parecen existir dos estrategias detrás de esta conducta. La primera es la intención de "ganarle" la pulseada al mercado. Es decir, el Gobierno buscaría "vencer" a "la fuerza" a los miles de inversores a lo largo del país y del mundo que compran y venden los activos argentinos dando su veredicto sobre qué piensan acerca de cómo marcha la nación. ¿Qué implica "a la fuerza"? Bueno, forzando la ley y las reglas al máximo, intentando imponer una visión. Con muchomarketing y comunicación, entre otras tácticas.
Pero el Gobierno parece tener un plan B porque se podría estar dando cuenta de que es un tanto "difícil" vencer las opiniones y veredictos de los inversores globales. Por ello, la segunda estrategia parecería prescindir del mercado directamente. "Si no le puedo ganar, lo destruyo" diría el pensamiento de los defensores de esta segunda maniobra.
Y fíjese que esto es justamente lo que el Gobierno hizo con el mercado del dólar. Como no estaba conforme con el precio que el mercado -en definitiva los inversores- le daban al peso argentino en término de dólares, lo prohibió. Y lo mismo pasa con la deuda desde hace varios años. Como el Gobierno no está conforme con las exigencias del mundo para prestarle a la Argentina, hace años que no pide ayuda en el mercado internacional.
Nuevamente la misma conducta. Si no puedo ganarle, lo ignoro, lo destruyo.
Por ello, no parece ser un mal momento para imaginar un escenario donde los controles se vuelvan totales y nuestro país termine en un escenario muy similar al de Venezuela.
¿Esto quiere decir que nosotros creemos que la "chavinización" de la economía argentina va a ocurrir? No necesariamente. No creemos que vaya a ocurrir sí o sí. Solamente decimos que es un escenario probable. Es decir, que tiene una cierta posibilidad de ocurrencia. Por lo tanto, como inversores precavidos, como inversores que queremos proteger nuestro capital y el de nuestra familia, es algo que debemos proyectar.
¿Cuáles son las probabilidades de que esto suceda? Bueno, quién lo sabe. Depende de tantas variables subjetivas que es casi imposible contestar esta pregunta. Y seguramente, cada uno de nosotros le asignará una probabilidad diferente de ocurrencia.
Supongamos que partimos de un 50% de probabilidad de que la economía argentina esté bajo un control total y 50% de probabilidad de que no ocurra. Los más negativos dirán que hay un 70% de probabilidades de que pase y los más positivos dirán que solo hay un 30% de probabilidades de que sea una realidad.
Pero más allá de eso, seguramente casi todos coincidiremos en que estamos ante un escenario que tiene una cierta probabilidad de ocurrencia. Por lo tanto, debemos proyectar respuestas y posibilidades ante esto.
Antes de avanzar, ¿a qué nos referimos cuando decimos una "Argentina socialista" o convertida en Venezuela?
Bueno, lo que proyectamos es una situación donde las actuales políticas económicas se van a perpetuar y se van a profundizar durante los próximos años. Por ejemplo:
- Imaginamos un cepo al dólar que pueda extenderse por 9 años más, una restricción cada vez más fuerte que lleva a la diferencia del casi 40% que existe entre el tipo de cambio oficial y paralelo a 100%.
- Un impuesto a la compra con tarjetas de crédito en el exterior que pasará de un 15% a una prohibición total o un régimen para autorizar la venta de moneda extranjera para viajar que será mucho más complicado que el actual.
- Una política de nacionalización de cada vez más empresas privadas, no sólo de compañías como YPF, sino también de todas las del sector energético argentino que están quebradas.
- Una política de nacionalización de tierras y confiscación de propiedades que se profundiza y crece.
- Una emisión en el Banco Central que no deja de crecer año tras año y que lleva a una inflación cada vez más alta.
- Restricciones a las importaciones cada vez mayores hasta llegar a una nacionalización de gran parte de nuestro comercio internacional. Una situación que llevará a que falten todo tipo de productos en nuestros negocios, como pasa en Cuba o en Venezuela.
Todo esto puede hacer que Argentina se convierta en otra Venezuela. Por supuesto que estamos dejando de lado los aspectos políticos e institucionales en este análisis, pero es de esperar que esta faceta de la vida nacional esté incluida. Es decir, a medida que disminuyen las libertades económicas las otras libertades también tendrían que disminuir.
Repito que no estamos diciendo que esto vaya a pasar sí o sí. Sólo decimos que es un escenario que podría ocurrir si no hay nada que detenga esta tendencia al control cada vez mayor que impone nuestro Gobierno desde hace un poco más de un año.
Bueno, en este contexto, también podemos proyectar algunas consecuencias para el inversor.
Por ejemplo, el que no pasa sus ahorros de pesos a dólares hoy, perdería mucho dinero, porque tranquilamente el tipo de cambio paralelo que hoy está en ARS 6,30 se tendría que ir por encima de ARS 10 en relativamente poco tiempo.
El que compra propiedades argentinas de una forma tradicional también perderá mucho dinero, porque en un país donde las empresas se nacionalizan sin muchas limitaciones y en donde las propiedades también se pueden confiscar sin muchos procedimientos, el valor de los activos tiende a cero.
Lo mismo pasaría con los papeles de las compañías nacionales. Si bien hoy están muy baratos, si los comparamos con los de otras empresas regionales, en este escenario no sólo no subirían de precio sino que se quedarían casi sin valor por muchos años. Varias de estas firmas terminarían nacionalizadas y otras con un valor muy bajo.
Los bonos argentinos tendrían una volatilidad asombrosa y serían manejados por los propios operadores del Gobierno que se encargarían de ganar mucho dinero con esta suba y baja constante de los precios. En una Bolsa controlada por la actual administración, y sin volumen ni inversores, esto podría ser perfectamente posible.
Pero ¡cuidado! En este escenario también existirán muy buenos negocios, pero estos buenos negocios serían para unos pocos. Sólo para aquéllos que tienen relaciones y llegada a los funcionarios de turno.
Estos empleados públicos decidirán todo lo que pasa en la economía. Es decir, ellos tomarán decisiones subjetivas y arbitrarias sobre la marcha de gran parte de la economía argentina y la llave para hacer buenos negocios será estar cerca de estos funcionarios.
Los "empresarios" argentinos tendrían que participar de las misiones comerciales de turno, no con la intención de vender en otros mercados, sino sólo con la idea de poder tener el sí de un empleado del Gobierno. Estoy hablando de negocios que quedarán en manos de los empresarios más ineficientes de la sociedad.
Estos son sólo algunos de los ejemplos de lo que tendría que pasar con los activos argentinos en un escenario en donde la economía del país pase a estar totalmente controlada y dirigida por el Estado. Como en Venezuela.
Si llegamos ahí, el patrimonio de todos los argentinos sufrirá y mucho. Por ello y para que este escenario no lo sorprenda, tiene que actuar ahora mismo. No estoy diciendo ni mañana ni pasado, ya que estos ciclos son graduales: estoy hablando de un proceso de deterioro que no tiene prisa, pero tampoco pausa. Entonces, a no desesperar.
Sí. Debe apurarse para empezar a armar un plan para proteger su capital de este escenario en este instante y una vez que tenga claro cómo moverse, comience a actuar. No hay urgencia para tomar una decisión ya, pero si hay urgencia por empezar a ocuparse de su futuro financiero ahora mismo.
Si usted aún no comenzó su capacitación financiera para saber cuáles son las herramientas que tiene a su alcance, la revista Inversor Global le puede ayudar mucho en esta tarea. No sólo le permitirá estar actualizado todos los meses de las novedades del mundo de las inversiones, sino que también le permitirá acceder a cursos y capacitaciones que lo pueden ayudar -y mucho- a transitar las complicaciones de invertir en la Argentina.
En la edición de noviembre que acaba de salir podrá acceder a la interesante nota "Las mejores inversiones de la década en el aniversario de los diez años de IG", donde encontrará formas de protegerse ante este escenario.
Algunos pensamientos adicionales
Mientras recibe esta columna, en Estados Unidos se define quién será el líder para los próximos cuatro años del que es todavía el país más importante e influyente del mundo. Porque si bien la nación del norte recorre una clara y dura decadencia desde hace varios años, este proceso no será ni rápido ni súbito.
La economía estadounidense sigue siendo la más relevante a nivel mundial y su moneda -si bien no deja de perder valor año tras año- sigue dominando el comercio mundial.
No tenga duda de que el futuro de su patrimonio se verá modificado por los resultados de esta elección. ¿Quién es el mejor para los inversores globales? No se sabe. Lo que sí está claro es que sin importar quién gane, ningún candidato parece estar dispuesto a pagar el costo político de quitar los privilegios que millones de personas tienen y no quieren perder.
Estoy hablando de casi la mitad de la población estadounidense que vive de los ingresos del Estado; de industrias enteras como la militar, que dependen en gran medida de las guerras que el poder político decida; y del poder político en sí mismo, que sólo quiere crecer en estructura y tamaño.
Acabar esta dinámica que trae más deuda y déficit implica romper con todo esto. ¿Usted piensa que tanto Romney como Obama estarán dispuestos a hacerlo? Yo no lo creo. Todos los políticos eligen el camino más fácil. Ellos esperan a que las crisis lleguen y luego buscan un culpable que calme los enojos y los sufrimientos.
No sólo en la Argentina, sino en todo el mundo, su misión como inversor individual es superar esta incapacidad de los políticos para influir positivamente en la economía moderna.
Le deseo una muy buena semana de inversiones,
Federico Tessore.
Ante esta realidad, el gobierno de Cristina Fernández no da señales de cambiar la estrategia para gobernar al país, sino todo lo contrario: la actual administración redobla la apuesta semana tras semana. ¿Qué busca el Gobierno con esto?
Bueno, es difícil saberlo, pero a priori parecen existir dos estrategias detrás de esta conducta. La primera es la intención de "ganarle" la pulseada al mercado. Es decir, el Gobierno buscaría "vencer" a "la fuerza" a los miles de inversores a lo largo del país y del mundo que compran y venden los activos argentinos dando su veredicto sobre qué piensan acerca de cómo marcha la nación. ¿Qué implica "a la fuerza"? Bueno, forzando la ley y las reglas al máximo, intentando imponer una visión. Con muchomarketing y comunicación, entre otras tácticas.
Pero el Gobierno parece tener un plan B porque se podría estar dando cuenta de que es un tanto "difícil" vencer las opiniones y veredictos de los inversores globales. Por ello, la segunda estrategia parecería prescindir del mercado directamente. "Si no le puedo ganar, lo destruyo" diría el pensamiento de los defensores de esta segunda maniobra.
Y fíjese que esto es justamente lo que el Gobierno hizo con el mercado del dólar. Como no estaba conforme con el precio que el mercado -en definitiva los inversores- le daban al peso argentino en término de dólares, lo prohibió. Y lo mismo pasa con la deuda desde hace varios años. Como el Gobierno no está conforme con las exigencias del mundo para prestarle a la Argentina, hace años que no pide ayuda en el mercado internacional.
Nuevamente la misma conducta. Si no puedo ganarle, lo ignoro, lo destruyo.
Por ello, no parece ser un mal momento para imaginar un escenario donde los controles se vuelvan totales y nuestro país termine en un escenario muy similar al de Venezuela.
¿Esto quiere decir que nosotros creemos que la "chavinización" de la economía argentina va a ocurrir? No necesariamente. No creemos que vaya a ocurrir sí o sí. Solamente decimos que es un escenario probable. Es decir, que tiene una cierta posibilidad de ocurrencia. Por lo tanto, como inversores precavidos, como inversores que queremos proteger nuestro capital y el de nuestra familia, es algo que debemos proyectar.
¿Cuáles son las probabilidades de que esto suceda? Bueno, quién lo sabe. Depende de tantas variables subjetivas que es casi imposible contestar esta pregunta. Y seguramente, cada uno de nosotros le asignará una probabilidad diferente de ocurrencia.
Supongamos que partimos de un 50% de probabilidad de que la economía argentina esté bajo un control total y 50% de probabilidad de que no ocurra. Los más negativos dirán que hay un 70% de probabilidades de que pase y los más positivos dirán que solo hay un 30% de probabilidades de que sea una realidad.
Pero más allá de eso, seguramente casi todos coincidiremos en que estamos ante un escenario que tiene una cierta probabilidad de ocurrencia. Por lo tanto, debemos proyectar respuestas y posibilidades ante esto.
Antes de avanzar, ¿a qué nos referimos cuando decimos una "Argentina socialista" o convertida en Venezuela?
Bueno, lo que proyectamos es una situación donde las actuales políticas económicas se van a perpetuar y se van a profundizar durante los próximos años. Por ejemplo:
- Imaginamos un cepo al dólar que pueda extenderse por 9 años más, una restricción cada vez más fuerte que lleva a la diferencia del casi 40% que existe entre el tipo de cambio oficial y paralelo a 100%.
- Un impuesto a la compra con tarjetas de crédito en el exterior que pasará de un 15% a una prohibición total o un régimen para autorizar la venta de moneda extranjera para viajar que será mucho más complicado que el actual.
- Una política de nacionalización de cada vez más empresas privadas, no sólo de compañías como YPF, sino también de todas las del sector energético argentino que están quebradas.
- Una política de nacionalización de tierras y confiscación de propiedades que se profundiza y crece.
- Una emisión en el Banco Central que no deja de crecer año tras año y que lleva a una inflación cada vez más alta.
- Restricciones a las importaciones cada vez mayores hasta llegar a una nacionalización de gran parte de nuestro comercio internacional. Una situación que llevará a que falten todo tipo de productos en nuestros negocios, como pasa en Cuba o en Venezuela.
Todo esto puede hacer que Argentina se convierta en otra Venezuela. Por supuesto que estamos dejando de lado los aspectos políticos e institucionales en este análisis, pero es de esperar que esta faceta de la vida nacional esté incluida. Es decir, a medida que disminuyen las libertades económicas las otras libertades también tendrían que disminuir.
Repito que no estamos diciendo que esto vaya a pasar sí o sí. Sólo decimos que es un escenario que podría ocurrir si no hay nada que detenga esta tendencia al control cada vez mayor que impone nuestro Gobierno desde hace un poco más de un año.
Bueno, en este contexto, también podemos proyectar algunas consecuencias para el inversor.
Por ejemplo, el que no pasa sus ahorros de pesos a dólares hoy, perdería mucho dinero, porque tranquilamente el tipo de cambio paralelo que hoy está en ARS 6,30 se tendría que ir por encima de ARS 10 en relativamente poco tiempo.
El que compra propiedades argentinas de una forma tradicional también perderá mucho dinero, porque en un país donde las empresas se nacionalizan sin muchas limitaciones y en donde las propiedades también se pueden confiscar sin muchos procedimientos, el valor de los activos tiende a cero.
Lo mismo pasaría con los papeles de las compañías nacionales. Si bien hoy están muy baratos, si los comparamos con los de otras empresas regionales, en este escenario no sólo no subirían de precio sino que se quedarían casi sin valor por muchos años. Varias de estas firmas terminarían nacionalizadas y otras con un valor muy bajo.
Los bonos argentinos tendrían una volatilidad asombrosa y serían manejados por los propios operadores del Gobierno que se encargarían de ganar mucho dinero con esta suba y baja constante de los precios. En una Bolsa controlada por la actual administración, y sin volumen ni inversores, esto podría ser perfectamente posible.
Pero ¡cuidado! En este escenario también existirán muy buenos negocios, pero estos buenos negocios serían para unos pocos. Sólo para aquéllos que tienen relaciones y llegada a los funcionarios de turno.
Estos empleados públicos decidirán todo lo que pasa en la economía. Es decir, ellos tomarán decisiones subjetivas y arbitrarias sobre la marcha de gran parte de la economía argentina y la llave para hacer buenos negocios será estar cerca de estos funcionarios.
Los "empresarios" argentinos tendrían que participar de las misiones comerciales de turno, no con la intención de vender en otros mercados, sino sólo con la idea de poder tener el sí de un empleado del Gobierno. Estoy hablando de negocios que quedarán en manos de los empresarios más ineficientes de la sociedad.
Estos son sólo algunos de los ejemplos de lo que tendría que pasar con los activos argentinos en un escenario en donde la economía del país pase a estar totalmente controlada y dirigida por el Estado. Como en Venezuela.
Si llegamos ahí, el patrimonio de todos los argentinos sufrirá y mucho. Por ello y para que este escenario no lo sorprenda, tiene que actuar ahora mismo. No estoy diciendo ni mañana ni pasado, ya que estos ciclos son graduales: estoy hablando de un proceso de deterioro que no tiene prisa, pero tampoco pausa. Entonces, a no desesperar.
Sí. Debe apurarse para empezar a armar un plan para proteger su capital de este escenario en este instante y una vez que tenga claro cómo moverse, comience a actuar. No hay urgencia para tomar una decisión ya, pero si hay urgencia por empezar a ocuparse de su futuro financiero ahora mismo.
Si usted aún no comenzó su capacitación financiera para saber cuáles son las herramientas que tiene a su alcance, la revista Inversor Global le puede ayudar mucho en esta tarea. No sólo le permitirá estar actualizado todos los meses de las novedades del mundo de las inversiones, sino que también le permitirá acceder a cursos y capacitaciones que lo pueden ayudar -y mucho- a transitar las complicaciones de invertir en la Argentina.
En la edición de noviembre que acaba de salir podrá acceder a la interesante nota "Las mejores inversiones de la década en el aniversario de los diez años de IG", donde encontrará formas de protegerse ante este escenario.
Algunos pensamientos adicionales
Mientras recibe esta columna, en Estados Unidos se define quién será el líder para los próximos cuatro años del que es todavía el país más importante e influyente del mundo. Porque si bien la nación del norte recorre una clara y dura decadencia desde hace varios años, este proceso no será ni rápido ni súbito.
La economía estadounidense sigue siendo la más relevante a nivel mundial y su moneda -si bien no deja de perder valor año tras año- sigue dominando el comercio mundial.
No tenga duda de que el futuro de su patrimonio se verá modificado por los resultados de esta elección. ¿Quién es el mejor para los inversores globales? No se sabe. Lo que sí está claro es que sin importar quién gane, ningún candidato parece estar dispuesto a pagar el costo político de quitar los privilegios que millones de personas tienen y no quieren perder.
Estoy hablando de casi la mitad de la población estadounidense que vive de los ingresos del Estado; de industrias enteras como la militar, que dependen en gran medida de las guerras que el poder político decida; y del poder político en sí mismo, que sólo quiere crecer en estructura y tamaño.
Acabar esta dinámica que trae más deuda y déficit implica romper con todo esto. ¿Usted piensa que tanto Romney como Obama estarán dispuestos a hacerlo? Yo no lo creo. Todos los políticos eligen el camino más fácil. Ellos esperan a que las crisis lleguen y luego buscan un culpable que calme los enojos y los sufrimientos.
No sólo en la Argentina, sino en todo el mundo, su misión como inversor individual es superar esta incapacidad de los políticos para influir positivamente en la economía moderna.
Le deseo una muy buena semana de inversiones,
Federico Tessore.
FUENTE: INVERSOR GLOBAL
Te podés ir a la re 1000 puta madre que te parió, cipayo vende patria forro.
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