Tengo de
prestado a “el flaco” de mi vida
para quererlo
despreocupadamente
para que corrompa mis sentidos cada tarde
con sus picardías,
miradas y charadas
Me ha
prestado sus manos y sus labios
Me ha donado
cien risas y mil besos
Trocados en
banderas y estandartes
que dejó
guarecidas en mi almohada
y resuenan aún
en sus partidas
sabiéndose
el dueño de esta dama
Juega en mis
sentidos y con ellos
Me desconcierta,
me ablanda, me despeina
Se lleva los
besos con todo lo robado
guardado en los
bolsillos y en los labios
Me despierta
en sueños por las noches
Y me regala
realidades sin censura
Si pudiera
volver a enamorarme,
Sería de “el
flaco” enteramente suya.
Graciela Rost
04/08/12
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